domingo, 6 de mayo de 2012

¿Quién entiende al amor ?

jueves, 5 de enero de 2012

Verdad

"La verdad nos hará libres"

Probablemente no causaré una revolución social, seguramente no una literaria, sin embargo sí hay una revolución gestandose en mi...

A mi no me criaron para ser bonita, femenina, atractiva, mucho menos sensual, considero que es el caso de muchas mujeres en éste país o por lo menos de mi generación hacía atrás.
Mientras que una minoría fué enseñada a verse en un espejo, caminar derechita rosando las rodillas en cada paso y a ser la cereza del pastel, otras aprendimos lo contrario. Yo en particular, debo admitir, tuve una excelente madre, durante mi infancia me alimentó, cuidó, vistió, me enseñó, etc. pero paso por alto el detalle de los moñitos en el cabello, las tobilleras de olanes, las siempre útiles reafirmaciones de que soy niña y por lo tanto linda, entre otras. Y muy probablemente fué por que ella tampoco fué enseñada así.
Durante una época de mi infancia el cepillo y yo eramos casi enemigos, me cortaban el cabello en melenas muy cortas para que no hubiera necesidad de peinados, mi ropa normal eran unos "shorts", playera y tenis, jugaba a las canicas, con mi perro, a tierra y a veces también con muñecas pero generalmente sola. Hasta mas o menos los trece años no me interesaban los niños ni verme en un espejo. El mundo de la pestaña enchinada y la uña larga me sorprendió en la secundaria como si fuera un universo paralelo que estuvo presente siempre pero nunca ví, parecía tan difícil integrarse a él.
Inició entonces la batalla, las armas: las pinzas saca cejas, la lima de uñas, el bendito rizador de pestañas. Fuí prisionera de guerra por un largo tiempo (me apena admitir que tan largo) durante los años de batalla fuí practicamente sometida por los acampanados, las faldas a cuadros, el superpunk, los cinturones anchos; incluso use ropa de mi hermana; del departamento de maquillaje mejor ni hablar; colores de cabello; hasta permanente (no sé que estaba pensando); Fuí desde la versión femenina de Mario Bros a extrañas caracterizaciones ideológias (si es que esos términos pueden usarse juntos) "hippie", intento de intelectual, vagabunda, deportista, Pocahontas, artista incomprendida, extraños intentos de "sexy" (muy extraños). Y claro que se puede esperar con poco presupuesto, falta de un modelo estable y poco sentido e información de la moda.
Alrededor de los veintinuno tuve que hacer una tregua, dejé de buscar estilos nuevos, me decidí por la comodidad. Esa tregua duró otro largo periodo, subía y bajaba de peso sin preocuparme mucho, los zapatos altos, las faldas o los escotes no eran una opción en mi tregua.
Pasó mucho tiempo, circunstancias, errores, tropiezos, personas, para darme cuenta de algo que es apenas un vislumbre de la inmensa verdad que estuvo ahí todo este tiempo.
Y no, no es un cliché aunque lo pareciera, lo que por tanto tiempo traté de adornar, cambiar, entender, es realmente un milagro, un milagro lleno de misterios, un milagro que me permite estar en pie, mantener el equilibrio, caminar, escuchar, mis brazos pueden abrazar fuertemente a alguien y generar asi sensaciones indescriptibles más allá de lo físico, puedo nadar, bailar, correr, mis ojos pueden ver mejor que cualquier cámara por sofisticada que sea, mi cuerpo por sí mismo genera calor, percibe increíbles sensaciones, puede oler, tocar, besar, saborear, mi piel tiene una textura y color inimitables. Gracias a un problema en mi pierna descubrí que soy increíblemente fuerte, todo está perfectamente integrado para mantenerse vivo. Además de todo esto mi cuerpo, el cuerpo humano en general es hermoso, esta lleno de formas, texturas, colores, aromas, que sólo se le pueden haber ocurrido a Dios, no hay nada más perfecto, cómo es que me llevó tantos años entenderlo, cómo es que la gente no lo ve, nos detenemos en lo alto, bajo, ancho, delgado, lo que consideramos feo o bonito, nos disfrasamos cada día para no ser nosotros.
Ser consciente de la mágia que envuelve a cada movimiento, a cada respiro, a cada sensación es una inmensa verdad que te golpea en la cara como viento fresco y hasta puedes respirar mejor.

Es cierto, a mi no me enseñaron a ser bonita, femenina o atractiva, pero lo soy, todas lo somos, el mundo me orilló a buscar un disfraz y viví en una búsqueda constante, pero esa búsqueda terminó con la verdad. Ahora soy libre.