miércoles, 2 de marzo de 2011

ISMAEL

Hace rato pasé a unas calles de tu casa, no pude evitar pensar en tí, te ví en mi mente con tu camisa amarilla, tan seguro, con una sonrisa, escuché tu voz ronca pronunciar cualquier palabra.

Cuando te conocí estaba segura que habría algo entre nosotros, recuerdo bien un día que David y tú me invitaron a cenar, ni siquiera sé cual fué la razón, había paella y ponche, hablamos un rato y luego me llevaste a mi coche. Esa noche quería abrazarte y decirte que estaba enamorada, pero no pude.
Otra tarde estuve triste, mucho, después contigo y un helado italiano nada pareció importar, regresamos a mi casa jugando y hablando de todo, como siempre. Esa noche manejaste lento, muy lento y dijiste que era para extender lo más posible el tiempo a mi lado, ¿cómo resistirse a eso?
Teniamos momentos felices.
Pero siempre había algo o alguien; recuerdo cuando Flor llegó, la primera, era linda sí, un poco tosca para mi gusto, pero tú no lo pensante así. Te alejaste de mí. Con ella era todo aventura, diversión, salidas tarde, riesgos. Ella estaba cuando el accidente; tengo bien clara la imagen del grupo sentado afuera de la delegación esperando noticias, preocupados sabiendo que tu estabas lastimado y ahí adentro. Yo quería que supieras que estaba ahí por tí y no me importaba si también estaba ella.
Estando aún lastimado no podías manejar ni tenías coche así que un día te llevé a tu casa después del trabajo, conocí a tus padres y tu casa y soñé de nuevo por un momento que podías ser para mi, pero seguía sólo esperando y al tiempo que esperaba había alguien más junto a mí esperandome también.
Y así fueron las cosas, cuando me dijiste que yo te importaba pero no eras adecuado para mi decidí alejarme.
Seguiamos rodeados de la misma gente pero tu con ella y yo con alguien más, pasaba el tiempo y me había hecho a la idea, pero volvió a doler cuando dejaste la diversión y la locura por un amor de verdad, un amor serio, el que yo no había podido conquistar, entonces supé que todo había acabado, todo era diferente, tu mirada, tu sonrisa, estabas lleno de ilusiones.
La vida me llevó a mi por un camino distinto, seguía teniendo a alguien a mi lado pero ya no lo quería, decidí terminar con todo y comencé de nuevo en un lugar distinto.

Estuvimos lejos mucho tiempo, no esperaba volver a saber de tí, si acaso en platicas con amigos comunes, pasaron y se fueron años, lugares, amores, cuando la vida nos había cambiado suficiente apareciste de pronto, te habías casado y tenías hijos, no me equivoqué cuando pensé que eras el tipo de hombre a quien yo podría amar, te iluminabas todo al hablar de ellos, te ví esa vez, comimos juntos, me contaste todo; de la separación , los pleitos, pero tú los amabas más que a nada, incluso a ella. Verte de nuevo siendo yo una persona distinta fué más que eniquecedor para mi, te respete y admiré aún más.
Hablamos una que otra vez por telefono, llamadas cortas, siempre me contabas de tus niños, una vez te conté que estaba pasando por una crisis para encontrar un amor y me aseguraste que sí estuvieras en condiciones esta vez no me dejarías pasar de nuevo, sonreí.

Pasó de nuevo mucho tiempo sin saber de tí, para ser honesta ya casi no te pensaba pero un día en medio muchas presiones de trabajo llamaste y diste tu segundo nombre, estabas jugando pero supé bien quien eras, te dije – llama después por favor, ahora no puedo-, intenté llamarte yo más tarde, no pude, después perdí una llamada, intenté de nuevo un día después sin éxito, hasta que un jueves por la noche sonó el télefono y otra vez me diste tu segundo nombre, nos reímos y tuvimos la conversación más larga y mas profunda que nunca habiamos tenido, te sentí otra vez muy cerca,me sentí afortunada con tu amistad, me contaste muchas cosas, tus hijos eran siempre lo más importante para tí. Durante la hora que hablamos una tos tremenda te interrumpió más de una vez pero no dejabas de contarme. Esta vez ambos insistimos en llamar al otro como si presintieramos algo.

Parece mentira pero todo esto vino a mi mente solo al pasar cerca de tu casa, y no pude evitar llorar en silencio, porque te pensé y recordé también la llamada que recibí una semana después de nuestra ultima conversación, cuando me avisaron que habías muerto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario